Cuando hablamos de iglesias románicas en Catalunya a todos nos viene a la cabeza el conjunto de la Vall de Boí, que además hace unos años fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Pero en Catalunya hay más iglesias románicas, no tan masificadas e igual de bonitas. Así pudimos comprobarlo hace un mes cuando pasamos un fin de semana largo en la comarca del Alt Urgell.
La capital de la comarca es La Seu d’Urgell, y es allí donde encontramos Santa Maria de la Seu d’Urgell, la única catedral románica que sigue en pie de Catalunya. Esto que vemos en la foto es la parte posterior de la iglesia de Sant Miquel, anexa a Santa Maria.
Su construcción data de principios del sigo XII, aunque no fue hasta el 1175 que las obras tomaron impulso gracias a la contratación del maestro de obra Ramon Lambard.
Justo en el momento en que llegamos a La Seu d’Urgell caía una tromba de agua, literalmente, así que tuvimos la suerte de poder visitar la catedral prácticamente solos. Como además me permitieron hacer fotos, pude plantar el trípode y recrearme a gusto.
El claustro está formado por cuatro galerías de cuatro metros de ancho cada una.
Los claustros románicos tienen algo mágico, me encanta pasear por ellos y más si soy la única que lo hace.
La pila bautismal que vemos en el centro del claustro corresponde a la iglesia de Sant Vicenç d’Estamariu, que vimos más tarde.
En la siguiente foto vemos el interior de la iglesia de Sant Miquel, anexa a la catedral de Santa Maria y a través de la cual se accede a su interior. Es una construcción románica de la primera mitad del siglo XI. La decoración del absis se conserva en el Museu Nacional d’Art de Catalunya y lo que vemos proyectado en la pared es una reproducción.
El interior de Santa Maria es una maravilla para todo aquel que sea amante del románico.
Cuando salimos del interior de la visita parecía que la tormenta había amainado, así que nos decidimos a seguir explorando la zona.
El siguiente pueblo que visitamos fue Anserall, muy cerca ya de Andorra. El pueblo es muy muy pequeño y la iglesia está muy muy escondida. Para llegar a ella tuvimos que cruzar un pequeño río y andar un trozo de camino a través de huertos. Nada grave, pero así como las iglesias de la Vall de Boí están perfectamente señalizadas, estas hay que buscarlas. Supongo que por eso no hay nadie, y es una pena. Mirad qué maravilla. Este es el monasterio de San Serni de Tavèrnoles, en Anserall.
Gran parte del monasterio está en ruinas. La parte más importante que se conserva es la iglesia. Durante la época gótica el monasterio entró en declive y en 1592 el papa Clemente VIII decidió suprimirlo, por eso se abandonó el edificio y la mitad está derruida.
La iglesia estaba cerrada pero casualmente encontramos un matrimonio que también estaba de visita y tenían la llave, así que pudimos entrar.
Nuestra siguiente destinación fue Fígols, otro pueblecito con una fantástica iglesia. Por el camino pudimos disfrutar de paisajes como este.
Este es el pueblo de Fígols.
Y esta la iglesia de Sant Víctor de Fígols. Una vez más, no había absolutamente nadie por los alrededores.
La construcción de la iglesia data del siglo XII, con una sola nave que se abre hacia un absis semicircular.
Esta no pudimos visitarla por dentro. No encontramos en ningún lugar dónde debíamos recoger las llaves.
De aquí nos fuimos a Bescaran, a cinco kilómetros del pueblo donde nos alojábamos, Estamariu. Bescaran está, pues, a diez kilómetros de La Seu d’Urgell por una carretera de montaña y ésta se acaba cuando llegas al pueblo. Mirad qué lugar más idílico.
Aunque no lo parezca la foto es de finales de mayo.
En Bescaran encontramos el campanario de Sant Martí, único superviviente de la antigua iglesia románica del pueblo.
Y por último volvimos a Estamariu, lugar donde nos alojábamos. Aquí encontramos la iglesia de Sant Vicenç d’Estamariu.
Un señor del pueblo muy amable tuvo la gentileza de enseñárnosla. Nos contó que la iglesia estaba prácticamente en ruinas y hace unos años una fundación se encargó de su restauración. Y durante los trabajos encontraron que, debajo de una capa de pintura blanca, aparecieron las pinturas originales que adornaban el ábsis y que todavía se pueden ver allí. Este es un hecho insólito, ya que la mayoría de las pinturas de este tipo están en el Museu Nacional d’Art de Catalunya, pero aquí tuvieron la suerte que pasaron desapercibidas y se han podido conservar en su lugar de origen.
No tengo fotos de su interior. Aunque el señor me permitió que sacara alguna, la estancia estaba oscura y me supo mal plantar el trípode y ponerme a hacer fotos, ya que supuestamente no se podía. La única que saqué a mano alzada está completamente movida, así que no se puede aprovechar.
Así es como, sin pensarlo, descubrimos unas iglesias románicas absolutamente preciosas. Si tenéis la ocasión de pasar unos días por la zona no dejéis de visitarlas.
En verdad que que me trasladas a otra epoca con estas imagenes de ensueño y vaya que te envidio totalmente. Gracias por tanta riqueza plasmada en esas imagenes tan bien logradas. Eso si que es arte. Hasta pronto…
Muchas gracias!!
Qué bonitos pueblecitos!!! Y qué suerte que pudiérais visitar el claustro solos! Las fotos han quedado preciosas!
Saludos
Gracias! Me alegra que te gusten las fotos! La verdad es que hay un par que son bien chulas 🙂
¡Qué pasada de fotos Sandra! Me encantan.
Muchas gracias, Víctor! La verdad es que las iglesias son preciosas, y con el cielo que había, que amenazaba tormenta en cualquier momento, todavía quedaron mejor las fotos.
Que buenas fotos, buen trabajo.
Viniendo de ti eso es todo un halago! Muchas gracias!
Tengo la gran suerte de ser de La Seu d’Urgell y de poder disfrutar de todas estas maravillas a diario. ¡Es cierto! Hay más románico en Lleida que el de la Vall de Boí. Muchas gracias por este precioso reportaje e invito a todo el mundo a venir a verlo en directo, ¡quedarán encantados! Gracias, de nuevo.
Muchas gracias, Montse!