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Qué decir de una ciudad de la que tanto y tanto se ha escrito y que quien más quien menos ha visitado alguna vez. Si normalmente es difícil hablar de destinos conocidos imagináos de la capital británica, qué os puedo contar que no sepáis ya. De todos modos Londres ha sido el primer viaje de este 2014 y se merece su serie de entradas. Así que allá voy, empezando por unos cuantos datos prácticos por si se deja caer por aquí algún despistado que está planeando su primera visita a la ciudad.
Esta ha sido mi cuarta visita a Londres pero la primera vez que iba al aeropuerto de Gatwick, al que llegué con Vueling y una de sus ofertas de billetes a 29,99€ por trayecto. Existen, doy fé de ello, pero a horas intempestivas y en días laborables. El método de transporte más conocido para ir del aeropuerto a la ciudad es el Gatwick express, un tren que en apenas 30 minutos nos deja en Victoria Station. Pero existe un sistema alternativo sensiblemente más barato, el Easybus. Este minibús de la compañía Easy Jet, con capacidad para 12 personas y disponible para cualquier pasajero sin necesidad de haber volado con ellos, nos dejará en algo más de una hora y por 10 GBP en Earl’s Court. Sale cada 15 minutos de la parada 10 de la estación de autobuses (Terminal Norte) y nos deja al lado del centro de convencions de Earl’s Court. Dependiendo de dónde tengamos el alojamiento es una opción a contemplar. En nuestro caso no hubo ninguna duda ya que el hotel estaba a escasos 5 minutos andando.
Se pueden adquirir los billetes por anticipado o comprarlos al mismo conductor en el momento de montarnos en el autobús. Nosotros no los compramos anticipadamente porque al hacerlo debes escoger la hora de salida del autobús y no me fié de fijar una hora concreta de llegada, que con los aviones nunca se sabe.
Si habéis estado en Londres ya lo sabéis y si no os lo digo yo: los hoteles son caros y malos. La mayoría son viejos, de habitaciones diminutas y con una moqueta en el suelo que no te atreves a pisar descalzo. Además, no hay un lugar «céntrico» en el que alojarse ya que es imposible abarcar todos los puntos turísticos andando. Mi consejo es que busquéis un hotel al lado de una estación de metro, en la Zona 1 (el metro de Londres se divide en seis zonas) y que os incluya el desayuno. A partir de ahí, vuestro bolsillo decidirá. Si sois de los que os gusta estar en el centro del meollo lo suyo sería que os alojarais en la zona de Picadilly, por ser la que más animación presenta, sobretodo por la noche. Pero sospecho que los hoteles allí son los más caros. Si por el contrario, vais con la intención de andar durante el día hasta la extenuación y por la noche simplemente queréis una cama en la que caer rendidos, cualquier otra zona os servirá. No os recomiendo el hotel en el que he estado porque no es digno de ello. Tenía lo imprescindible, una cama y una ducha limpias, un precio asequible y a dos minutos de la estación de metro de Earl’s Court, pero dado que la oferta es muy amplia, mejor decidís vosotros.
Existe el mito de que en Londres se come mal. No es cierto, lo que pasa es que es una ciudad muy cara y tendremos que rascarnos el bolsillo. Así que no se come mal, se come caro. En un lugar donde hay restaurantes de cualquier especialidad del mundo es imposible comer mal. Para mi gusto las mejores opciones son: los pubs, con un menú limitado pero muy bueno y bastante asequible (por unas 10 GBP podremos comer un típico fish and chips o un plato de salsichas con puré de patatas), los restaurantes chinos de Chinatown y los restaurantes indios. Os hago un par de recomendaciones, el pub Shakespeare, justo al lado de la estación de autobuses de Victoria y el Sherlock Holmes, en la zona de Trafalgar. En los dos comeréis muy bien.
En metro, sin duda. En una una ciudad donde las distancias son tan grandes y en la que los puntos de interés están bastante alejados entre sí, lo mejor para llegar a todas partes y no morir en el intento es coger el metro. Pero como he dicho antes, Londres es una ciudad cara y el transporte público no podía ser la excepción. Un billete sencillo de metro cuesta 4,5 GBP (casi nada). Nosotros comprábamos cada día una Travelcard que por 8,80 GBP nos daba derecho a viajes ilimitados dentro la zona 1 y 2 del metro (suficiente para visitar lo más turístico y llegar a Camden Town). Os parecerá una salvajada (la tarjeta de viaje de un día cuesta lo que un abono de 10 viajes en Barcelona) pero creo que merece la pena.
Los autobuses son una buena manera de desplazarse y a la vez ver la ciudad pero si os he de ser sincera, será porque estoy acostumbrada al metro de Barcelona, pero para mí los mapas de autobuses son un lío incomprensible. Una opción sería coger el bus turístico, que supongo que tendrá muchas paradas y os permite subir y bajar cuantas veces queráis, pero yo no lo he cogido nunca así que no sé ni qué líneas hay ni cuánto cuesta.
Todo. O al menos todo lo que os dé tiempo, en función del tiempo que vayáis a estar. Una cosa a tener en cuenta: los museos británicos son gratuitos. A la entrada hay una urna donde nos piden un donativo de 4 GBP, pero que es totalmente voluntario y podéis hacer como que no la habéis visto. Así, sin gastaros un duro podréis visitar el British Museum, la National Gallery o el Natural History Museum. El resto de atracciones hay que pagarlas y tampoco son baratas. La entrada a la Abadía de Westminster cuesta 18 GBP, por ejemplo. Mi consejo es que no os agobiéis. Londres hay que saborearla, no vamos a hacer una competición a ver quién marca más monumentos en el mapa. Si no podéis entrar a todas partes limitáos a contemplar el exterior y disfrutad de la ciudad, sobretodo si tenéis la suerte que hemos tenido nosotros y os hace buen tiempo (es decir, no llueve).
En el resto de entradas os enseñaré las fotos que me he traído de los puntos más típicos y turísticos de la ciudad.
Buena guía de datos prácticos!
Yo me alojé en Earl Courts en el Easyhotel. No es que sea una maravilla, pero al menos era barato porque esa es otra de las pegas de Londres: el alojamiento es muy caro, al igual que la comida.
Vi publicidad del Easyhotel en el metro y pensé que la próxima vez que vaya a Londres lo podría probar. ¿Me lo recomiendas?