Lucerna fue nuestra última etapa suiza. Aquel día queríamos visitar Lucerna y Zurich, donde además habíamos quedado con unos amigos, pero al final sólo visitamos la primera. Antes de empezar nuestro viaje varias personas nos habían recomendado no perdernos Lucerna, que era una ciudad preciosa, así que decidimos hacer caso de las recomendaciones.
La ciudad es conocida por su puente de madera, el Puente de la Capilla (o Kapellbrücke) y la Torre del Agua (Wasserturm) en el centro. Es el puente de madera más antiguo de Europa y el segundo más largo, y conecta la ciudad vieja con la nueva, cada una a un lado del río Reuss. En el año 1993 fue víctima de un incendio que destruyó gran parte de las pinturas de su interior. Así que el puente que visitamos (y cruzamos) hoy en día, es una restauración.
Fue construido en la primera mitad del siglo XIV como parte de la fortificación de la ciudad. Las pinturas se añadieron en el siglo XVII e ilustran escenas de la historia local y del país.
La Torre del Agua, de forma octogonal y 34 metros de altura, fue construida alrededor del año 1300 como parte de la muralla de la ciudad. Sus usos han sido de lo más diverso: archivo, cárcel y cámara de tortura. Según la guía, es la marca de Lucerna y el monumento más fotografiado. Como podéis ver, yo no quise contradecir esto y le hice unas cuantas fotos, a la torre y al puente.
Lucerna es una ciudad bastante pequeña, y la parte antigua todavía más, así que lo más cómodo cuando llegamos a la ciudad es dejar el coche bien aparcado (caso que vayáis en coche, como hicimos nosotros) y tras pasar por la Oficina de Información y Turismo (en el edificio de la estación) para haceros con un mapa, empezar a andar. No necesitaréis más de una mañana o una tarde para poder visitarla.
Intenté hacer una panorámica del puente, sin mucho éxito. Hice las fotos a mano alzada y eso se ha notado a la hora de montarlas, ya que algunas están más elevadas que otras, lo que implica que me he comido unas cuantas chimeneas. Os la pongo para que os hagáis una idea de cómo es el puente en toda su extensión, pero por favor, ¡no os fijéis en la calidad de la foto, es malísima!
Después de hacer varias fotos al puente, del derecho y del revés, empezamos nuestro paseo. Y ahora me voy a ganar unas cuantas críticas, pero… la ciudad no nos gustó. Después de ver el puente, que sí vale la pena, por mí ya nos podemos marchar.
Quizás no estábamos en nuestro mejor día, o llevábamos unas expectativas demasiado elevadas, o hacía demasiado calor, el caso es que la ciudad nos decepcionó bastante. Apenas tengo fotos, y es que no veía nada que me incitara a sacar la cámara.
Comimos en una pizzería de la ciudad vieja, donde todavía me duele el estómago al recordar el precio que pagamos por una pizza y una ensalada, y tras otro breve paseo pusimos rumbo al último cámping de Suiza. Al día siguiente cruzaríamos la frontera para ir a Baviera y ahí nuestras vacaciones tomaron otro rumbo, sobretodo en lo que a alimentación se refiere, y nuestros bolsillos respiraron aliviados al alejarnos de la, preciosa pero increíblemente cara, Suiza.
Os dejo con las pocas fotos que tengo de Lucerna, ya me diréis qué os parece la ciudad.
. Esta es una parte de la antigua muralla que rodeaba la ciudad.
Chica, pues a mí me han gustado mucho las fotos de la ciudad. Aunque tal vez tus manitas tengan algo que ver en ello.
Las fotos molan, la ciudad no demasiado, pero la siguiente etapa en Baviera fue de cine!
Lástima que no diera tiempo a visitar Zurich, pero a mi desde luego Zurich me ha gustado mucho, de hecho la suelo ver en muchos listados entre las ciudades más bellas, igual es que le habéis sacado todo el partido en estas fotos y luego no es para tanto, pero yo creo que le daré una oportunidad 😀
Saludos!