Después de disfrutar del desayuno en el Supai Motel, charlando con una simpatiquísima pareja de argentinos que también estaban haciendo ruta por los Estados Unidos, volvimos a coger la carretera. Nos esperaba un buen trecho de kilómetros hasta llegar a Monument Valley, la parada del día y uno de los platos fuertes del viaje.
Cuando empezamos a hablar del viaje la idea era hacer la ruta Los Ángeles-San Francisco-Yosemite-Death Valley-Las Vegas-Los Ángeles, pero a medida que fuimos mirando blogs y buscando información por internet, vimos que la mayoría de la gente incluía Monument Valley en su ruta. Dejaba de ser una ruta circular para ser un poco más alargada y teníamos que ajustar la planificación, pero nos pareció que valía la pena incluir este lugar en nuestra visita, ¡y fue todo un acierto!
Del viaje en carretera poca cosa puedo decir. Kilómetros y más kilómetros por una carretera que no se acababa nunca, y por la que a medida que íbamos avanzando, el paisaje iba siendo más árido pero también más espectacular. Teníamos que cruzar Arizona hasta llegar a la frontera con Utah, que es donde está la reserva de los indios Navajos y el punto final de nuestro trayecto.
Desde Los Ángeles lo más habitual, si es que se sale hacia el este, es ir a Las Vegas, o como mucho a Grand Canyon, pero no es habitual hacer la tirada hasta Monument Valley. Pero como ya he explicado en las entradas anteriores, intentar evitar Las Vegas en fin de semana y problemas de alojamiento en Grand Canyon hicieron que nos quedara esta ruta un poco extraña.
A medida que nos acercábamos estábamos cada vez más emocionados, ahora sí que parecía que nos metíamos en una peli del Far West.
Vam parar a menjar a Kayenta en un Burger King, i al cap de poc més d’una hora creuàvem la frontera de Utah i arribàvem a Monument Valley.
Para entrar en la reserva hay que pagar 20$, ya que la entrada no está incluida en el abono anual de parques nacionales , que sí os servirá para visitar Yosemite o Grand Canyon, por ejemplo. También debéis tener en cuenta que en Utah hay que avanzar el reloj una hora. Estos es importante tenerlo en cuenta, especialmente si tenéis planificada alguna excursión.
Nosotros nos alojamos en The View , el único hotel que hay en el interior de la reserva. Me parece que fue el hotel más caro de todo el viaje, pero absolutamente espectacular. Todas las habitaciones tienen balcón y magníficas vistas, aparte de ser muy amplias y cómodas. El hotel sólo tiene una pega: el personal que lo lleva. Todos son indios navajos y son más bien tirando a antipáticos. No tienen competencia, nadie les echará de su lugar de trabajo y todos los que van son turistas que pasarán un día y se irán, no tienen ninguna necesidad de ser amables con los clientes. Después de registrarnos subimos a la habitación a dejar las maletas. La vista desde nuestro balcón era ésta.
INCREÍBLE
Dejamos las bolsas, fuimos a buscar un par de cervezas y nos sentamos en el balcón, simplemente a contemplar el espectáculo. Estábamos agotados de tanta carretera, pero esta era nuestra recompensa.
Se pueden hacer excursiones por dentro de la reserva, y hay gente que mete su propio coche, pero sinceramente a nosotros nos dio pereza. Si tenéis curiosidad por saber qué hay más allá echad un vistazo a la entrada que Verónica hizo en su blog, ya que ellos sí cogieron uno de estos caminos de tierra y lo recorrieron durante un trozo. Nosotros preferimos descansar y esperar la puesta de sol.
Y aquí viene el gran consejo del día: aunque el sol se pone por delante del hotel, la foto buena está por el lado de atrás, con el juego de colores y sombras a medida que el sol se esconde. Estuve como una tonta esperando que el sol se pusiera, con una vista que no valía mucho la pena (la carretera y los coches de la entrada) mientras me estaba perdiendo todo un espectáculo. Cuando me di cuenta cambié enseguida de localizacióny todavía estuve a tiempo de fotografiar esto.
Debería haber pensado que si todo el mundo estaba detrás del hotel y yo estaba en la parte de delante sería por algo. Y cuando la parte de atrás ya fue todo sombras, aún tuve tiempo de volver al frente a fotografiar unas nubes muy rojizas.
A la hora de la cena tuvimos un pequeño tropiezo con la chica de recepción del restaurante, ya que nos pidió que volviéramos media hora más tarde porque en ese momento tenían mucha gente. Y cuando volvimos al cabo de media hora nos dijo que había lista de espera y que teníamos que volver a esperar media hora más. Después de discutir un rato conseguimos que nos dieran mesa y pudimos cenar. La comida no es nada del otro mundo pero tampoco es excesivamente cara, así que al final cenamos bastante bien. Cuando salimos del restaurante ya era de noche, y en el patio, al aire libre, proyectaban una de las películas de John Wayne, no sé cual. Hacía una noche agradable y se estaba bastante bien viendo la película, pero yo preferí volver a la habitación e intentar hacer fotos de las estrellas, aprovechando que no había contaminación lumínica. Está claro que la astrofotografía no es mi especialidad, pero espero que os podáis hacer una idea del cielo que había.
Me hubiera encantado fotografiar la Vía Láctea pero ni sé cómo hacerlo (técnicamente) ni sé si se podía ver desde allí. Tendré que poner la astrofotografía en la lista de cosas por aprender. Fui a dormir y puse el despertador temprano. Me había perdido una buena puesta de sol pero no pensaba perderme la salida, ya que esta vez sí, estaba bien encarada.